15.04

Ayer fue un domingo de esos auténticamente primaverales, en los que nos fuimos directos a la playa dispuestísimos a exprimir los rayos de sol y las estupendas temperaturas que parece que ya han llegado para quedarse.

Es genial esa sensación que me invade cuando llega esta época en la que los días se alargan, nos quitamos capas de ropa y TODO parece posible. No sé si me explico, pero para mí es una sensación muy MUY guay.

Es cierto que yo soy más de frío que de calor, pero debo admitir que mis épocas favoritas siempre son la primavera y el otoño; es decir, aquellas en las que las temperaturas son suaves y nada extremas.

Pues bien, el día de ayer me teletransportó al lugar donde fue tomada la foto de hoy: a Ibiza.

Al maravilloso hotel donde nos alojamos; a aquél remanso de paz y tranquilidad donde sólo importaba disfrutar de no hacer NADA y donde ser feliz se antojaba muy sencillo.

Y sonreí al pensar en todo aquéllo y en que cada vez queda menos para disfrutar de esos días de sol y olor a sal, a crema protectora y a felicidad.

Y me dí cuenta de la suerte que tengo de poder vivir tantas cosas buenas al lado de tanta buena gente que me rodea.
Y me sentí afortunada.

Nada más y nada menos.




{Me apetecía compartir mi mini reflexión con vosotros}



¡Que tengáis un muy muy MUY feliz inicio de semana!
:)