Reflexiones de una novia

Hace poco este vídeo llegó a mis manos y sentí que debía compartirlo en el blog.

Confieso que no he visto la película {aunque pienso ponerle remedio en cuanto pueda} pero estos escasos cuatro minutos de maravilla hecha animación, me conquistaron sin remedio.

Me ayudó a reflexionar; metida en la vorágine de preparativos bodiles, de pronto sentí un pinchazo en el estómago. Sentí que el corazón se me encogía por una mezcla de emoción, alegría, impaciencia porque llegue el momento y mucha felicidad. 

Me dí cuenta de que todo este proceso va tan rápido y son tantas cosas las que se deben controlar y organizar, que por un momento casi pierdo el norte y me olvido de lo realmente clave: estamos a punto de dar el paso más importante de nuestras vidas. 

En unas semanas, TODO empezará para nosotros. Porque creo firmemente que el matrimonio es precisamente eso: el principio de todo. 

Pese a que nuestra historia ya tiene un recorrido de casi siete años, siento que ahora empieza la etapa más emocionante, más ilusionante y, desde luego, la marcará un antes y un después.

Y es que la boda es la celebración del amor. Pero no hay que sentir pena cuando todo acabe, cuando la música se apague, cuando se haya ido el último invitado y la última luz se haya apagado. 

Al contrario, hay que sonréir.

Y pensar que lo mejor sólo acaba de empezar. Y que tenéis el resto de vuestras vidas para compartirlo.

Probablemente ahora, después de verlo, estéis llorando a moco tendido como yo {porque cada vez que lo veo LLORO como un bebé}

Perdón por este post sensiblero ¡pero es lo que tiene las semanas previas! ¡Tengo los sentimientos a flor de piel! ;)

Para acabar con subidón y ningún bajón, os dejo con una canción que no dejo de escuchar todo el verano y me anima sí o sí {apostaría a que suena en nuestra boda! ;)}

Por cierto ¡feliz santo a las Marías como yo que celebráis hoy vuestro santo!

:)